Que sería de Lima...

Que sería de Lima si en estos largos viajes que uno hace para transportarse de un distrito a otro, no subieran los ambulantes.


Estos suben con cada excusa laboral. Unos juran que su familiar está muriendo postrado en la fría cama de un Hospital, otros alegan tener que mantener a su familia -ya sean hijos, padres o hermanos- o lo último que he escuchado es que son estudiantes de prepa o de universidad pero que necesitan dinero para costear sus estudios.


En realidad no se qué tan cierto puede ser cada caso de necesidad “ambulatoria” que suben en los buses de Lima.


Sin embargo estos ayudan en cierta forma a salvarnos de algunas situaciones. Por ejemplo cuando en esos viajes largos en los que pasas casi tres horas en ir y volver, por esas avenidas de ruta que el excelentísimo Alcalde de Lima está haciendo con su famosa “destruyendo” perdón es “construyendo”.


Volviendo al ejemplo has salido por la mañana, pero aún no vez la hora de llegar a tu casa, ya estas sobre la hora de tu almuerzo, apenas y desayunaste. El reloj te avisa que son la 1:30 pm y el estómago manda un rugido alertándote que si no ingieres comida vas a desangrar por dentro causándote una muerte muy dolorosa.


Ya alerta lo único que deseas es algo para comer, ya que solo imaginarte tal muerte aterradora se te escarapela la piel y ya quieres llegar a tu casa para comer la deliciosa comida que solo una madre sabe cocinar. (Ciertamente ya me dio hambre).


Y te imaginas el olorcito de la comida en la estufa, ese guiso hecho por mamá que tanto nos gusta, el sonido de las ollas y sartenes contra los cucharones que preparan este delicioso manjar. Y justo por harte de magia es tu comida predilecta.


Pero un brusco parar de bus te saca de tan hermoso sueño, el estómago da aviso nuevamente y tu deseas con más furor ver tu sueño cumplido.


Te desesperar, empiezas a mover tus piernas, tus manos, taconear el piso del bus, la angustia te va corroyendo la paciencia.


El cielo gris y magro de Lima, el estancamiento del bus, todo se presta para tu desesperante condición.


Pero… la esperanza no está perdida. Ves una luz iluminar esplendorosamente la puerta del bus, el cielo se abre dando a conocer un fondo celeste con pomposas nubes y el sol sale como para socorrerte.


Un coro de ángeles canta a tu oído, no es el paraíso, un milagro de Dios debe ser. Vez la puerta del bus la brillante luz toma forma humana, un muchacho de 20 años era el que emanaba tal luminosidad.


La luz desaparece y vez completamente tal muchacho, zarrapastroso, con gorra blanca aplomada, zapatillas viejas como mordidas por un perro, una chompa gastada, pantalón sucio y una voz ronca rasposa, que solo se abría para decir: “wafer, galletas Chaplin Chaplin, cañonazo, sublime…”.


Este iba a ser el que en cierta forma iba a calmar tu pesar con su gama de productos que cargaba en una amplia bolsa transparente.


Tus ojos brillan de entusiasmo por saber que calmaras el clamor de tu estómago. Así que te dignas a llamar a “san vendedor” y muy cortes le pides que te venda, un wafer nik y unas galletas Chaplin. El tipo te da los productos y dice: “ya causa es una luca”. Con una sonrisa de oreja a oreja, al tener ya estos dos manjares, te dispones a sacar el dinero, abres la sencillera y vuelve a frenar el carro.


Un dolor en la frente, abres los ojos. Y no hay nada, ni vendedor ni galletas. Miras a los lados y... [continúalo]

3 comentarios:

Shiomi- san dijo...

....y al parecer todo lo habias imaginado, en tu mente rapidamente comienza a cuestionarse ¿ era tan ansiado el deseo de calmar mi hambre que subitamente todo lo he imaginado ?... al mirar por la ventana notas aquel chico arrapastrozo, y te das cuenta que no era un sueño, tus sentidos lo habian escuchado solo que el cansancio desvanecedor no te permitio reaccionar a tiempo, y cuando abajo ya estaba solo una expresion de tristeza se asomaba en tus ojos, todo parecia ponerse de gris ... la apariencia de decepcion y el deseo de comer solo te conduce a tener sueño, quieres desaparecer de ese momento y olvidar esos crujidos desesperantes que proclaman comida... cierras tus ojos sin poder mas hasta que ....

Anónimo dijo...

te das cuenta que esas calles ya las conoces, miras a los lados y confirmas lo sospechado. Eran calles conocidas, por donde paseas por bicicleta, sales a correr o solo caminar.
Tu mente reacciona, te habías pasado del paradero de tu casa, así que das un bozarron !pare¡el chofer frena de golpe ya estas listo para bajar y para caminar hasta tu casa y asi poder comer.

Anónimo dijo...

wow... si los ambulantes abundan... pero nos salvan de las pasadas de hambre en los carros jajaja